Suena el despertador, me "tengo" que levantar, llegan a mi cabeza veinte mil pendientes, "tengo" que hacer esto, "tengo" que hacer aquello, tantas cosas que hacer... Una agenda ocupada siempre es bien vista, alguien nos dijo que entre más cosas tengamos que hacer seremos más productivos, más exitosos.
Hemos aprendido a ver como virtuosas a aquellas personas que cada vez que las saludamos y les preguntamos ¿cómo estas?, nos contestan "en chinga", voy corriendo, creamos y creemos la ilusión de la falta de tiempo, no hay suficiente tiempo para hacer todo lo que queremos hacer. Sentimos que el día no nos alcanza, y así tenemos que seguir corriendo el día siguiente.
Con el cuerpo tenso seguimos nuestro camino, nuestra lucha para lograr nuestros objetivos, corre a tu junta, corre por los niños, corre al súper, corre a cenar, corre. Nos hemos vuelto tan adictos a la acción desmedida que cuando la vida nos permite parar o frenar la marcha nos ponemos frenéticos.
Imagina que harías en alguna de estas dos situaciones:
- Perdiste tu celular, no traes nada en las manos. Legas a un restaurante y la persona que estas esperando va veinte minutos tarde. ¿Qué haces?, ¿Cómo te sientes?
- Estas solo en el coche, y de repente, se frenan todos los coches, la carretera esta bloqueada. Ahora te tienes que quedar en tu coche esperando (no traes celular, ni ipad, ni libros, ni música). ¿Qué haces?, ¿cómo te sientes?
¿No será nuestra prisa una huída de nosotros mismos?, ¿te has puesto a pensar diferente y le has agradecido a la vida por estas oportunidades que te ofrece para encontrarte contigo mismo?, como diría un buen amigo, el tráfico son clases gratis de paciencia, ¿habías pensado en esto alguna vez?, ¿o sólo haces corajes porque estas perdiendo tu valioso tiempo?.
Tiempo que ocupas para ir muy aprisa, tiempo que no puedes darte el lujo de "perder", y es en este momento que me gustaría hacer esta pregunta:
Ya se que tienes prisa, ya se que vas corriendo, pero, ¿a dónde vas?, ¿hacia dónde corres?.
Estas corriendo, tu vida parece una carrera, pero ¿a dónde vas?
No me refiero con esto a ir a cada lugar al cual tienes que ir en tu vida, o alcanzar algún puesto de trabajo, o a casarte, o a ninguna situación en específico. Me refiero a contestar una de las preguntas más importantes que nos podemos hacer como seres humanos: ¿a dónde vas en tu vida?, ¿que viniste a hacer a esta Tierra?, ¿cuál es tu verdadera misión?. Si no has encontrado la respuesta a esta pregunta, tal vez sea porque nunca te habías hecho esta pregunta, y si ya te estas haciendo esta pregunta, hay buenas noticias; la respuesta esta por llegar, porque como una gran maestra me enseñó:
"Cuando la pregunta surge, la respuesta esta por llegar", y una vez que te llegue la respuesta a esta pregunta, tu vida cobrará un sentido completamente diferente. Tu vida se llenará de sentido, de propósito.
Y entonces, tal vez, en lugar de correr sin rumbo, caminarás con paciencia hacia ese "lugar" al que tu alma anhela llegar.
Que así sea y así será
Paola
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