martes, 1 de marzo de 2011

Lo simple y ordinario

La belleza puede ser encontrada en las cosas ordinarias y simples de la vida. Con mucha facilidad tomamos este hermoso mundo en el que vivimos por privilegio cuando cambiamos nuestra perspectiva de ver la vida.
 
Algunas veces sucede que te vuelves uno, en algunos raros momentos. Observas el océano, lo tremendamente salvaje que es y de repente, olvidas tu división, tu esquizofrenia, te relajas. O, caminando por los Himalayas, viendo la nieve virgen de las cumbres de los Himalayas, de repente te rodea una quietud y no es necesario que seas falso, porque no hay otro ser humano ante el cual ser falso. Te sientes en armonía. O, escuchando una hermosa música te haces uno.
Siempre que en cualquier situación te vuelves uno, una paz, una felicidad, una bendición te rodea, surge en ti: te sientes pleno. No es necesario esperar estos momentos: estos momentos pueden convertirse en tu vida natural. Estos momentos extraordinarios pueden volverse momentos ordinarios.

Tú puedes vivir una vida extraordinaria dentro de una vida ordinaria: cortar la madera, preparar la leña, llevar el agua del pozo; puedes estar tremendamente en paz contigo mismo. Limpiar el piso, preparar la comida, lavar la ropa...

Puedes estar perfectamente en paz, porque el tema en su totalidad tiene que ver con llevar a cabo tu acción de forma total, disfrutando, gozando con ello, con un corazon abierto, con una sonrisa en la cara.


Esta figura caminando en la naturaleza nos enseña que la belleza puede ser encontrada en las cosas ordinarias y simples de la vida. Con mucha facilidad tomamos este hermoso mundo en el que vivimos por privilegio. Limpiar la casa, arreglar el jardín, preparar una comida: las tareas más mundanas tienen una cualidad sagrada cuando se realizan con todo tu compromiso, con amor y por sí mismas, sin un pensamiento de recompensa o reconocimiento.

Osho